sábado, 10 de enero de 2015

Encuentros y desencuentros con la familia política


Desde antes de la boda, y con modalidades más concretas después de la misma, un hombre y una mujer que se casan, establecen puentes de relación con la familia de él y de ella.

El esposo conoce a la familia de la esposa, la esposa a la familia del esposo. Los respectivos padres empiezan a tratar al yerno o a la nuera con mayor intensidad, al mismo tiempo que modifican muchas veces el modo de relacionarse con el propio hijo. Todo sería relativamente sencillo si cada uno ocupa su lugar y no supera sus límites.

Los suegros son buenos suegros cuando respetan la opción matrimonial del hijo o de la hija, aunque en no pocas ocasiones sientan cierta prevención hacia la otra parte. 

Quizás porque pensaron que su hijo o hija escogieron mal, o que se precipitaron, o que el yerno o la nuera no tienen las cualidades que los suegros desearían, etc. Otras veces no hay prevenciones o disconformidades, pero en la vida concreta se producen interferencias más o menos problemáticas desde la familia política hacia la nueva familia.

La situación vista desde los esposos puede ser muy variada. Quizás uno de los dos(o los dos) sigue muy enganchando de sus propios padres, hasta el punto de insistir continuamente en comer o cenar con ellos, o en invitarlos a casa. 




En ocasiones la otra parte se siente molesta, desea más independencia, comienza a reprochar al cónyuge por seguir tan aferrado a su familia de origen y dañar así el camino de maduración de la pareja.

Otras veces uno de los esposos adquiere un papel dominante y exige a la otra parte un corte radical, incluso excesivo, hacia sus padres. 

En estos casos puede llegarse a imposiciones arbitrarias que hieren el corazón de la parte sometida: la esposa o el esposo dominado sigue siendo hijo y, seguramente, conservará el cariño hacia sus padres, aunque el cónyuge busque separarlo de ellos.

Como se intuye, las situaciones que pueden darse son muchas y complejas. Las que acabo de esbozar son solo algunos casos problemáticos. 

Lo cierto es que las parejas tienen con frecuencia serias dificultades para armonizar el cariño y el trato debido hacia sus propios padres, por un lado: y por otro,  la autonomía adecuada que necesita la nueva familia para configurarse y recorrer su propio camino.

Por eso resulta de ayuda recordar dos ideas que tienen importantes aplicaciones. Laprimera es que un hijo es siempre un hijo, y unos padres son siempre padres, aunque el hijo contraiga un matrimonio y empiece a vivir en una casa propia.

Ello significa que el matrimonio no puede convertirse en una ruptura inhumana y dolorosa respecto del propio pasado. Cada hijo debe reconocer qué merecen sus padres, como mostrarles cariño, en que asuntos (sobre todo si son mayores) habría que ayudarles.

La segunda idea es que la nueva familia, si no existen enfermedades de tipo psicológico o niveles de inmadurez graves, esta llamada a configurarse desde la pareja, sin injerencias abusivas desde las familias políticas (sobre todo desde los padres) del esposo o de la esposa. 

Ello significa que el peso de la marcha del nuevo hogar recae de modo completo en la pareja, sin que esto sea obstáculo para mantener una sana relación con los propios padres o con los padres de la otra parte, y así lograr esa armonía que tanto ayuda a todos.

Una familia no puede madurar si gira continuamente en torno a sus orígenes. El centro de gravedad de la nueva pareja tiene que ser el amor mutuo, al que se añaden las obligaciones hacia los hijos que puedan nacer.

Son dos pistas importantes que pueden ayudar a todos, a los familiares políticos y a los esposos, para armonizar los deseos buenos y las aspiraciones legítimas de todos.

No faltarán, ciertamente, momentos de dificultad y diferencias de opiniones. Con un poco de paciencia y un mucho de sano respeto será posible afrontarlas de la mejor manera posible: para el bien de los esposos, y para la paz en los corazones de sus respectivas familias políticas.


Se dice que cuando una persona se casa con alguien también lo hace con su familia y, por desafortunado que parezca, es cierto. Algunas parejas no prestan atención a este tema y, sin darse cuenta, de un día a otro se ven inmersas en problemas por causas ajenas a ellas.

Por supuesto, el papel que el novio desempeña con sus padres y hermanos es crucial, pues la cercanía o los límites que él tenga con los miembros de su familia podrá facilitaro complicar el lugar que ocupa dentro del círculo.


Sin embargo, aunque él no sea muy apegado a su familia, hay ciertos momentos en los que tendrá que compartir espacio y tiempo. Debe darse cuenta de que, aunque él se queje de ellos, su familia nunca dejará de serlo y precisamente, por respeto a él, tendrá que ser muy inteligente para saber tratarlos sin perder su posición.

Para tener éxito en la relación, es básico mantener la armonía tanto en su familia como en la otra, pero a veces más que una dosis de paciencia, se necesitan ciertas pautas para llevarse bien.

De ahí que el problema con la familia política es complicado, porque abarca varios aspectos. Por un lado cada uno de los miembros de la pareja viene de vivir en una casa con ciertas reglas, creencias y un estilo de vida determinado, al que está acostumbrado. 

Al empezar a vivir con otra persona, con otro estilo diferente, le es difícil acoplarse y romper con el vínculo familiar y las costumbres con las que esta acostumbrado y que generalmente considera correctas.

Cuando su familia interviene, apoyándolo, piensa que tiene razón, por lo tanto le cuesta trabajo impedir se involucren en su relación de pareja.

También puede suceder que no quiera lastimarlos u ofenderlos y que piense que es más fácil que su pareja los comprenda y sea más tolerante para evitar conflictos o que los ignore.

Por otro lado a los padres les cuesta trabajo entender que su hijo o hija es un adulto independiente y que, a partir del momento en que establece una relación de pareja, los padres deben tomar  distancia y respetar ciertos límites.

Se debe aceptar que ellos ya no son responsables de sus hijos y que las prioridades de estos y su tiempo han cambiado, por lo que el cariño no cambia pero la calidad de la relación sí.

Cada uno de los miembros de la pareja debe entender los motivos de la conducta del otro y sus sentimientos y expresar claramente sus necesidades, pero sin atacar y sin enviar dobles mensajes.

Cada persona tiene diferentes necesidades de acuerdo a sus propias características personales. El hecho de que alguien necesite un tiempo para estar solo o para tener actividades personales o con sus amigos, no significa que no quiera a su pareja. Pero debe tener cuidado de no desatenderla.

Si se siente muy desatendido/a chequea objetivamente la situación. Si la pareja realmente no tiene tiempo porque su trabajo u obligaciones de la casa o hijos la tienen muy agobiada, se deben buscar opciones para compartir un tiempo juntos y mejorar la calidad de la relación cuando comparten actividades.

Si se siente abandonado/a y si pasan bastante tiempo juntos, pueden estar pasando dos cosas:


1-Están juntos fisicamente, pero la relación es de muy mala calidad.

2-Posiblemente se necesitará analizar las expectativas, creencias sobre la relación: actividades personales y/o autoestima.

Es necesario recordar que la peor actitud ante algo que nos molesta y nos genera un coraje continuo, es quedarnos callados o hacer comentarios al respecto, pero sin hablarlo claramente el tiempo y las veces que sea necesario.

Si lo han hablado y no sirve de nada, se debe revisar la manera que tienen de hablar de los problemas.

Claves para conquistar a la familia de tu pareja.


Esfuerzo y respeto. Posiblemente la familia política tendrá muchas costumbres diferentes, las cuales muchas veces no agradarán. Hay que estar dispuesto a  esforzarse y respetar un estilo de vida. No hay que intentar comprenderlo, simplemente respetarlo.

NegociarMuchas veces va a suceder que tu pareja te invita a la casa de sus padres el fin de semana. Para que esto no signifique roce con tu pareja, se deben establecer acuerdos, van a visitar a su familia un día y al otro hacen lo que tú querías. Estos pactos deben respetarse por ambos para que después no surjan problemas.

Inteligencia. Sé mas inteligente que los demás, apuesta a llevarte bien con tu familia política desde el comienzo. Evitar los temas que pueden ser producto de discordias. Evitar los conflictos no es necesariamente la mejor opción, pero al menos es la más tranquila.

Dar el ejemplo. Compórtate con la familia de tu pareja de la manera en que te gustaríaque tu pareja se comportara con la tuya. Además no caigas en las burdas comparaciones entre tu familia y la suya, esto solo traerá problemas entre ustedes.

Cuidado con el alcohol. En las reuniones familiares siempre suele haber alcohol para festejar, pero cuidado, no cuesta nada que te pases de la raya y comiences a hablar  cosas que nunca hubieras querido decir y que los otros preferirían nunca escuchar.

Deja los conflictos de pareja en casaLo peor que puedes hacer en la relación con tu familia política, es sacar los trapos sucios entre tú y tu pareja. No le cuentes a tu suegra 

los problemas que tienes con tu pareja, recuerda que una madre, siempre defenderá a su hija. Para eso tienes tú a la tuya para llorar y desahogar tus penas.

Aguanta, pero hasta cierto puntoPuede ser que tengas que pasarte todo el día poniendo tu  mejor cara y sonriéndole incluso a aquel sobrino que no soportas. Esto es necesario y siempre es mejor aguantar y tragarse los comentarios que criticar y alegar. 

Pero cuidado, todos tenemos nuestro límitesi sientes que ya vas a explotar y que no puedes seguir acumulando rabia, corta el momento disimuladamente, antes que no puedas controlarte.

Seguridad en ti mismaMantener buenas relaciones con los demás, implica primero tener una buena relación contigo misma. Fomenta tu autovaloración personal y tus cualidades que te hacen una mujer linda y agradable.

Atrévete a poner límites. Esto va para la relación con tu familia y con la de tu pareja. Debes mantener los límites claros, no dejando que ninguna de las partes se entrometa en la relación de ustedes o en sus espacios si es que ustedes no lo permiten. Si no establecen los límites desde un principio, después es cada vez mas complicado.

Alíate con tu pareja. Que no se vea que tú estas por tu lado y tu pareja por el lado de su familia. Muestra que ambos son un equipo y que son socios en su propia relación, que las decisiones se toman en conjunto y que ambos respetan las preferencias del otro. 

Si tu familia política percibe que ustedes funcionan por separado, tenderáa unirse al funcionamiento de tu pareja, lo que te deja a ti sola y en desventaja.


Escrito en Buenos Aires, Argentina, cuando en la vida era el 29 de Noviembre de 2014.

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