domingo, 26 de octubre de 2014

El amor en el matrimonio

La  Real Academia define amor como un “sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo”. Por lo tanto amar es la expresión palpable de ello. El amor es voluntario, una libre decisión, un acto voluntario, sostenido en el tiempo. En cambio, la  Academia define al romance como una “relación amorosa pasajera”, una que no llega a profundizar. Esto nos ha conducido a una interpretación errónea sobre el amor
El problema del amor romántico es que necesita sentir, quiere sentirse enamorado y cuando no siente, cree que debe buscar una nueva aventura que le haga volver a sentir.
En el transcurso de la vida, he visto matrimonios que han llegado a ser felices y otros que, aunque se casaron con mucha ilusión y altas expectativas, no han logrado superar los problemas de la vida diaria por diferentes motivos, que van desde la infidelidad y las dificultades económicas, mezclado con otros problemas menores que fueron minando la paciencia de los involucrados.
Es preciso destacar que el matrimonio no fracasa por un solo motivo, sino que se acumulan una serie de situaciones menores que llevan al deterioro y la pérdida del amor.
Es primordial saber que una pareja puede permanecer enamorada de por vida., ya que los sentimientos y las emociones que se viven  en los inicios de una relación evolucionan con el tiempo y esto no es necesariamente malo, porque todo depende como se asume, ya que hay parejas que logran encontrar el secreto de permanecer enamorados, fieles y felices durante  toda la vida.
Es importante señalar que los celos no son una muestra de amor. Si están fundados, se debe buscar la solución a esta situación. En cambio, si son infundados hay que buscar terminar esta suscripción gratuita con ese infierno portátil de pilas de larga duración.
Se debe tener en cuenta que nadie se casa con una persona. También lo hace con los padres, hermanos, tíos e incluso con amigos. Sería pueril pretender que ellos no van a aparecer de vez en cuando en la relación. Es mucho mejor hacerse de la idea de que son parte de tu familia, aceptarlos y amarlos. 
El amor es un sentimiento frágil que, si no se cuida, protege y cultiva a diario, se agotará hasta morir, ya sea por hastío o por carencia. Hay que tener presente el estar dispuesto a solucionar los problemas maritales, luchar por ser humildes y reconocer los errores en el momento oportuno.
El amor conyugal debe bajar de las alturas de la inteligencia y de la voluntad. Se tanto modernamente del matrimonio que no se sabe porqué. Es porque va mal esta institución divina y debemos ponerle pronto remedio? o es por el cariño que le tenemos. Hay un poco de todo esto, cuando el matrimonio ocupa tanto espacio en el ámbito de nuestras preocupaciones. Amamos el matrimonio y por eso hablamos de él.
Se sabe que el matrimonio se fundamenta en el amor, y que cuando la relación  falla, es porque ha fallado el amor. Es cuando nos preguntamos si no existirá una fórmula que nos dé en síntesis lo que debe ser el amor en el matrimonio ?.
El hombre como la mujer, se dan cuenta de que las flores del amor son para entregarlas concientemente a la pareja, sabiendo que de este modo se convierten en frutos de bendición, de paz, de descanso del alma y de plenitud en la vida.
El amor nace como un sentimiento, pero la única forma para hacerlo crecer es que estemos dispuestos a esforzarnos y pagar el precio para lograrlo, con entrega, dedicación, trabajo, perseverancia, fidelidad y ayuda mutua. El amor debe cultivarse, protegerse y alimentarse.
Pero no hay día sin noche, no hay oasis sin desierto, no hay amor sin dolor. El amor no esta libre de sufrimiento, hay que sacrificarse, pero el amor no es un sacrificio. El amor no es una carga que se lleva como una cruz a cuestas, ni tampoco es un acto de caridad o algo que se mendigue. No es una imposición, menos una manipulación.
Es fácil amar ?. De ninguna manera. Amar no es sencillo, porque requiere ser respetuoso cuando deseamos ser groseros, ser gentiles cuando queremos ser toscos. El amor hace grande a la otra persona, se sacrifica con tal de que el otro crezca y esté bien.
Por ejemplo, el amor por los hijos es un amor muy sacrificial, lleno de momentos emocionales fuertes y extendido en el tiempo. Nunca pensamos que podemos salir a cambiar a nuestro hijo por uno más joven, o a una hija por una más bonita o más alta.
Una madre o un padre jamás cambiarían a un hijo. Porqué entonces, sí cambiar al cónyuge  ?­. El amor hacia los hijos no depende de lo emocional, no lo alimenta el amor romántico, es producto del sacrificio, de la entrega, de la dedicación, y tiene sentido de pertenencia. Por eso es crucial comprender que la dimensión del amor está relacionada con el nivel de sacrificio que estamos dispuestos a otorgar.
En definitiva, si evitamos los celos, el egoísmo, la infidelidad y las dificultades económicas, el amor  y el matrimonio seguirán hasta el fin de nuestros días.




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