Las migraciones internas en
Argentina han estado afectadas por la tendencia universal de la migración del
campo a la ciudad y una tendencia particular del país de concentración de la
población en el Gran Buenos Aires. A lo largo de la historia se produjeron migraciones
internas que delinearon la distribución geográfica de la población. Estas se
pueden dividir en tres grandes etapas.
- Entre provincias vecinas (1810-1930).
- Hacia Buenos Aires .La migración interna ( 1930 – 1990 )
- 1990 en adelante.
A -. Entre las provincias
vecinas.
En los comienzos de la Argentina como país
independiente, el área más habitada era la región noroeste andina vinculada con
las civilizaciones agro-alfareras precolombinas primero y luego con la
explotación minera de plata, durante la Colonia.
Las primeras migraciones internas
fueron de carácter interregional. Se inició con la creación del Virreinato del
Río de La Plata
en 1778 y se extendió durante todo el Siglo XIX. Durante este período, el puerto
de Buenos Aires y la región Pampeana comenzaron a ganar importancia y a
traer la población de la región del Noroeste.
Se estima que hacia fines de 1825 mas del 40 % de la
población argentina residía en la región Pampeana, mientras que un 35% lo hacía en el Noroeste. El resto se repartía entre Cuyo y el Noreste.
En 1819 la población en ciudades
alcanzaba al 75 % y se concentraba en esa región donde llegaba al 82%.
B – Hacia Buenos Aires. La
gran migración interna (1930-1990).
En 1930 comenzó una nueva etapa
económica demográfica desencadenada por la finalización de dos grandes
procesos. a) la crisis de 1929 que dio paso a la Gran Depresión
Mundial, cerró los mercados internacionales y con los destinos habituales del modelo
agroexportador argentino y b) el fin de la gran ola de la inmigración europea.
Estas dos situaciones abrieron
paso a dos grandes procesos encadenados: un considerable desarrollo industrial
concentrado en primer lugar en Buenos
Aires y el
conurbano y secundariamente en Rosario y Córdoba y en segundo lugar una
gran ola de migración interna hacia las zonas industriales, provenientes del
campo y de la mayor parte de las provincias, principalmente del Norte
A lo largo de este período, los
inmigrantes internos se instalaron mayoritariamente en el llamado cordón industrial de Buenos Aires,
ubicado completamente en la
Provincia de Buenos Aires que terminará concentrando mas del
70 % de la población total del aglomerado urbano (10.000.000 en el año 2001) y
volviéndose por si misma en la zona dominante del país, integrada
mayoritariamente por trabajadores industriales,
descendientes de inmigrantes internos o ellos mismos migrantes internos.
Secundariamente, la migración industrial pobló Rosario y Córdoba.
Por su parte, la inmigración limítrofe,
con presencia en el territorio argentino desde antes de la conformación del
Estado, ha circulado históricamente a través de las fronteras que unen a sus
países de origen con la
Argentina , desarrollando actividades comerciales en ambos
lados de las mismas.
A principios del Siglo XX, la
presencia de inmigrantes de esos países alcanzaba
un total de 200.000 personas.
C – 1990 en adelante
Desde los años noventa, las políticas económicas y
sociales han tenido, por lo menos tres amplios ejes articuladores, cuyas
intersecciones y tensiones se expresan de forma específica en cada escala
territorial : la competitividad económica, la equidad social y la sustentabilidad
ambiental.
La migración de la población
puede disparar conflictos de objetivos entre estos ejes y, a su vez, entre las
distintas escalas territoriales.
Los tres elementos de la relación
tienen vinculación directa e indirecta con los factores que definen las fuerzas
de atracción y repulsión de población de diferentes territorios, por lo tanto
las políticas que tengan como fin intervenir en estos ejes, se relacionan en
alguna forma, ya sea explícita o implícitamente, tanto con las causas como son las
consecuencias demográficas, económicas y sociales de los desplazamientos
territoriales.
En el proceso de desarrollo, las
migraciones internas son un factor central para entender histórica y prospectivamente
la dinámica y distribución territorial de la población.
Esto es así dado que en conjunto
con la fecundidad y la mortalidad constituyen una de las tres variables
fundamentales de la dinámica de una población y este es un impacto directo de
la migración que tiene efecto en el corto plazo, pero genera impactos
indirectos o de segunda vuelta en el mediano y largo plazo.
En este sentido, las migraciones
internas son un factor importante, en algunos casos el más importante, en la
definición del ritmo, la inercia y los diferenciales de crecimiento demográfico
entre los territorios, dada la selectividad de la migración por edad, nivel
educativo y lugar de residencia.
Además la migración interna
genera impactos que afectan el nivel educativo, las tasas de desempleo y los
indicadores de pobreza, es decir tres aspectos centrales de las agendas
públicas sobre el desarrollo y con las cuales interactúan las variables de población.
De esta forma las políticas y
programas de desarrollo territorial requieren integrar transversalmente las
migraciones tanto internas como internacionales en la definición de objetivos y
metas sociales, económicas y ambientales.
La migración interna puede ser transitoria o permanente, de
retorno, cíclica o de múltiples otras formas, pero media siempre el cambio de
residencia y el cruce de un límite jurisdiccional preestablecido. Es por ello
que la inquietud sobre la ocupación y distribución de la población en el
territorio no es nueva, es quizás uno de los problemas de política mas
permanentes y tradicionales para todas las sociedades a lo largo de los siglos.
Dicho de forma mas abstracta, las
relaciones entre la producción y distribución de los alimentos, el tamaño de la
población que albergan los territorios y la calidad de vida ha estado presente
en la discusión de estadísticas desde
hace mucho tiempo.
Algunos trabajo sugieren también
que las migraciones internas podrían estar contribuyendo a acentuar las brechas
territoriales. Desde fines de la crisis internacional de los años treinta del
siglo pasado, la paulatina consolidación del modelo de sustitución de
importaciones dio el marco político inicial para los enfoques y modelos sobre
migración que se usaron para discutir sobre la planificación del desarrollo
hasta la primera mitad de los años ochenta.
Las transformaciones sociales de
las últimas tres décadas reinsertan las preocupaciones por la migración interna
y la pobreza en otro programa
demográfico, político e ideológico que el observado en el período del modelo de
sustitución de importaciones.
A partir de 1947 y hasta 1970, los
movimientos internos estuvieron caracterizados por una migración masiva hacia
el Gran Buenos Aires, los llamados “ cabecitas negras” conformado por 19
Distritos.
Por otro lado, Chaco recibió un
aluvión de pobladores correntinos, santiagueños y santafesinos.
Algunas provincias que habían
actuado como receptoras de población enfrentaron agudas crisis que las
convirtieron en expulsoras. Tucumán fue uno de esos casos, con su
crisis azucarera que motivó el
cierre de numerosos Ingenios y un importante éxodo poblacional.
A nivel de localidades, la Argentina es un país con
una importante concentración de población ya que el 50 % de la misma se encuentra en siete grandes ciudades (Buenos Aires, Córdoba,
Rosario, Tucumán, La Plata
y Mar del Plata)
Ravenstein resumió
estas nociones diciendo:
a-
La migración disminuye con la
distancia.
b-
Los migrantes interurbanos tienden
a trasladarse a las ciudades importantes.
c-
La población rural tiene mayor
propensión a migrar que las urbanas.
d-
Las mujeres predominan entre los
migrantes de corta distancia.
e-
Las mejorías tecnológicas en
transporte aumentan el volumen de migración
f-
Cada flujo de migración se asocia
a una corriente contraria que la compensa.
g-
Los motivos económicos predominan
en las decisiones de migración.
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